El conjunto albinegro vence cómoda y ampliamente al líder Marbella y se coloca a un punto de la cúspide
Golpe a golpe y verso a verso, que cantaba Serrat, el Cartagena ha hecho su camino sin mirar atrás, sumando y sumando hasta dar caza a un líder, el Marbella, un equipo gris que ayer por la noche no hizo acto de presencia en el Cartagonova. El equipo de Monteagudo esperaba su visita con los brazos abiertos, con una sonrisa pintada en la cara y después de rozar la victoria en el derbi de Nueva Condomina; pasó por encima de los chicos de Mehdi Nafti, sorprendidos por el torbellino inicial y de cuyas consecuencias no pudieron reponerse en todo el partido. Ya no le queda margen de error al conjunto marbellí, que ha gastado toda su renta de puntos.
El visitante de la noche no era otro que el Marbella, el sorpredente líder de este grupo IV. El dueño del club sigue siendo el ruso Alexander Grinberg, que ahora, en su cuarta temporada, parece que es cuando su proyecto empieza a ver la luz al final del túnel: primero salvó al equipo de la desaparición, luego lo subió a Segunda B y tras un par de temporadas confusas, sin una meta bien definida (ni play-off ni Copa del Rey) parece que ha encontrado las patas de la mesa en el italiano Gaucci, exdirector deportivo del Cádiz de Florentino Manzano y responsable de confeccionar la plantilla, con tres excadistas (Andrés Sánchez, Kike Márquez y Ranko Despotovic) y hasta 20 caras nuevas con respecto al curso anterior.
El otro pilar es la persona encargada de dirigir a toda la tropa. Mehdi Nafti (también con pasado en el Cádiz de Gaucci) dejó el fútbol hace un año para centrarse en los banquillos; empezó practicando en los juveniles de San Fernando hasta que este verano recibió la llamada del Marbella, a quien ha conseguido aupar hasta el liderato merced a una estadística casi perfecta: 9 victorias en 12 partidos.
No es para menos que ayer se esperara un choque de trenes en el Cartagonova, más allá de que el técnico franco-tunecino del Marbella tuviera que recomponer la defensa ante la ausencia del central Delmonte por sanción: Andrés Sánchez pasó a la zaga con Marcos Ruiz y el joven Carlos Neva tomó las riendas del carril zurdo. Apenas le dio a pestañear al Marbella cuando ya estaba exhausto, sorprendido, sin dar crédito: un vendaval inicial del Cartagena, una apisonadora que pasó por encima sin mirar. A los cuatro minutos ya caían los de Mehdi Nafti por dos a cero: el primero de Óscar Rico, que recuperó la titularidad con un señorial cañonazo; el otro de Cristo, que estaba en medio y tropezó en el despeje de Andrés Sánchez. Un gol sin intención, que no estaba previsto, pero que puso el panorama cuesta arriba para el Marbella en solo cuatro minutos.
Ante el rival que se suponía más directo, más complicado, el Cartagena encontró el camino más sencillo. Sin reacción y a remolque del motor Graxa, que ciculaba el balón hacia uno y otro costado, el Marbella intentó estirarse sin éxito: ni el máximo artillero Kike Márquez ni el delantero Chacopino asomaron por la portería de Limones. Hubo mucho cambio de orientación por parte del Marbella, un vaivén continuo de costado a costado, pero nada de verticalidad, nada de profundidad. No es nada sencillo levantarse después de quedar naqueado, confuso, con dos goles tan madrugadores y continuos. Así lo aprovechó el Cartagena, que terminó por arrinconar a los de Nafti en la primera parte: un disparo potente de Óscar Ramírez y un cabezazo Chus Hevia pusieron fin a los primeros cuarenta y cinco minutos. Descosido Marbella, crecido y envalentonado Cartagena.
Dos saques de esquina, un mano a mano de Arturo con el portero y un gol (bien) anulado a Chus Hevia. Esa fue la carta de presentación del Cartagena en el segundo acto, que buscó rematar la faena hasta que Arturo, que siempre persigue el gol, dio en el blanco. El ariete cartagenero tenía hambre y se pegó un atracón: hizo bueno el envío de Óscar Ramírez y lo remató con la testa. Después se marchó ovacionado. Un cartagenero despedido así en su hogar. Es para llenarse de orgullo. Lo merecía Pérez-Reverte.
Lo que se avecinaba como tormenta en esta noche de Champions acabó en paseíllo, en una goleada con un único actor: el Cartagena, monologista y titiritero de un Marbella sin hueso, con mucho ruido y pocas nueces a la hora de la verdad. El rival más complicado y el partido más plácido, tanto que levantó los 'olés' de la grada. El equipo de Mehdi Nafti cosecha así su tercera derrota de la temporada, la segunda consecutiva, y el domingo viajará hasta Nueva Condomina para enfrentarse a un Real Murcia que crece y progresa, que está pendiente de dar un golpe en la mesa. Al Marbella ya no le queda margen de su estupendo inicio liguero. El Cartagena ha ido por su camino y ya está un punto, ya lo siente en el cogote, ya nota su aliento, ya le ha dado caza.