Armando Lozano (Motril, 1984) es uno de los héroes de Alcoy. Tiene el rostro serio, la barba arreglada, recortada con la precisión de una escuadra y cartabón, y exhibe un peinado a la última. Armando es un defensa potente, rotundo, de los que lo dejan todo en el campo. Pero mantiene intacta la elegancia que le llevó al Barcelona B, primero, y a hacer la pretemporada con el primer equipo, a las órdenes de Guardiola, en 2011. También es algo más que un central; será para siempre miembro de la plantilla del Cartagena que ascendió a Segunda 22 años después. De Motril a Nueva York, Armando saltó el charco en 2014 y, desde entonces, defiende la camiseta del New York Red Bulls. Lozano es un yanqui con pasado albinegro.
"Me siento un privilegiado por haber compartido el último año de carrera con Thierry Henry”, presume. Un día, el representante de Armando le comunica que hay una opción de ir a Estados Unidos, así que el exjugador del Barcelona B llega a un acuerdo con el Córdoba, club con el que tenía contrato, y firma en el New York Red Bulls. “En esos momentos contacto con unas personas que conocen ese fútbol y me dicen que jugar en la Major League Soccer es una experiencia cojonuda”, recuerda.
En los últimos años viene siendo habitual la llegada de grandes estrellas del fútbol mundial a la MLS, como el citado Henry, Kaká, Steven Gerrard o Beckham. La competición se divide en dos conferencias -Este y Oeste-, cada una de 19 equipos, y se disputa entre marzo y diciembre. Al final de la temporada regular, los seis mejores de cada conferencia juegan las eliminatorias de play-off para obtener el ganador de la liga. “Un viaje a la otra conferencia puede ser de seis horas. Continuamente cambian el sistema del torneo para aumentar la competitividad y subir el nivel”, explica Armando, que afronta este año su segunda temporada en Estados Unidos.
Las siglas MLS responden al nombre de Major League Soccer, liga creada por la Federación de Fútbol de Estados Unidos tras otorgarse la organización del Mundial en 1994. No obstante, no fue hasta dos años después cuando dio comienzo. “Está claro que aquí no es el primer deporte, tal vez el cuarto o el quinto: baloncesto, béisbol, fútbol americano e incluso hasta el hockey sobre hielo están por encima”. Esto del soccer no termina de calar entre los yanquis, aunque parece ser que el campeonato cuenta poco a poco con más fieles; en parte, “el buen papel de la selección en la Copa del Mundo de Brasil” tiene algo de culpa.
“En Nueva York, en el Red Bull Arena –estadio del equipo-, la media es de 13.000 espectadores. Luego, en el play-off, el campo se llena. La MLS controla muy bien ese aspecto, el marketing y el patriotismo: el himno nacional suena antes de los partidos”, comenta Armando Lozano, que, al contrario que en otras ligas, no es propiedad del club, sino de la liga. “Pertenecer a la Major League Soccer te da una seguridad que en España no hay. Aquí te paga la liga cada dos semanas”, añade.
Canterano del Málaga, Armando llegó a debutar en Primera con el Levante –curso 2007/08- antes de llegar al FC Cartagena. “Recuerdo que ya se habían jugado 5 partidos. Es decir, además de tarde también tuve la mala suerte de que en mi segundo entrenamiento, en mi puesta a punto, noté un pinchazo en el cuádriceps –llevaba parado desde casi el mes de marzo-. Por suerte me recuperé bien y pude jugar todo el año”, dice. Aquella temporada, la del ascenso a Segunda, el equipo albinegro peleó el primer puesto con el Lorca, el Alcorcón y el Leganés.
El Cartagena, finalmente, sumó 73 puntos, quedó campeón con solo 5 derrotas y se ganó a pulso, primero a las órdenes de Fabri y luego a las de Paco Jémez, jugar la fase de ascenso ante el Alcoyano. “Íbamos todos unidos y por un objetivo común”. Buena parte de ese vínculo afectivo en el grupo se pudo ver en Valdebebas, donde los albinegros garantizaron el primer puesto con un gol de Carmona. “Recuerdo muy bien ese partido porque me expulsaron. Luego celebramos la victoria con la afición, que ese día viajó con el equipo”, rememora el de Motril.
Vídeo emotivo
A la vuelta de la eliminatoria de ascenso a Segunda llegaba el Cartagena con el resultado a favor (2-1) pero con la espina del gol recibido en la ida, esperanzador para el Alcoyano. Días antes de afrontar los últimos 90 minutos del curso, Paco Jémez concentró a sus jugadores en La Manga con el fin de motivarlos. “Jémez aparecía en una imagen con sus hijas y nos dijo: ‘Estamos aquí por nuestra familia’. Y es la verdad, tus padres y tu pareja lo dejan todo para seguirte a todos lados, sufren contigo. El míster, sinceramente, dio en el clavo con eso”.
Imaginen lo que significa satisfacer el deseo de miles de personas tras 22 años de espera. Imaginen que todo está de cara y, de repente, el partido se tuerce de tal manera que suplicas, al menos, con llegar vivo a la prórroga. Pero Carlos Carmona -“su apodo es ‘Sincu’, de sin cuello”, aclara Armando- era John Locke en la serie Perdidos: estaba predestinado para hacerlo, en este caso el gol del ascenso. En una imagen para la posteridad, ‘Sincu’, pícaro, robaba el esférico a Fernando Martín, iniciaba la cabalgada hacia la portería y confundía a Maestro, “un gran portero”, para servir en bandeja a Juan Pablo. Era el último segundo de partido.
“En el momento del robo a Martín piensas que el árbitro va a pitar falta porque es el último minuto, el último defensa, el rival se cae al suelo... Pitar falta era lo más fácil”. El destino le debía una al Cartagena, la gente merecía volverse loca con el gol y aquella plantilla debía quedar bautizada con el nombre de los ‘Héroes de Alcoy’. “Tenía que ser el ‘Sincu’ el autor de la jugada porque había firmado una temporada brillante. Todo el mundo se tiró al césped, incluidos familiares y mujeres. ¡Qué te voy a contar, si se me pone el vello de punta solo de pensarlo!”, cuenta Armando con evidentes síntomas de emoción.
Denuncia al club
Sin embargo, la etapa de los ‘Héroes de Alcoy’ supuso el fin de varios futbolistas en la entidad cartagenera. Un par de mensualidades atrasadas y la paga extra por el ascenso obligaron a Armando Lozano, con solo un año de contrato, a denunciar al club. “Mi intención era renovar, pero antes de eso comuniqué a los dirigentes mi denuncia porque venía de una mala experiencia económica en el Levante. No pusieron pegas aunque al parecer aquello afectó más de la cuenta a la hora de hablar de renovación”, explica Armando Lozano, que después fichó por el Barcelona B –compartió una nueva etapa con Carmona-, fue a parar a Córdoba e incluso tuvo tiempo de probarse en el Tiburones Rojos de México antes de cambiar su Motril natal por Nueva York. Yanqui con pasado albinegro.
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