El conjunto albinegro empata en casa ante el Melilla (1-1) y pierde la oportunidad de colocarse sexto, a cinco puntos del play-off
El Cartagena tenía la oportunidad de colocarse sexto y marcharse de vacaciones a cinco puntos del ascenso. El partido contra el Melilla, uno de los peores visitantes del grupo IV, era propicio para ello. El equipo de Víctor Fernández, sin embargo, dio un paso atrás, empató a uno y, lo que es más preocupante, volvió a parecerse al equipo de las primeras jornadas: lanzado al ataque y vulnerable en defensa, método que ya se creía haber superado por sus pobres resultados. Arriesga mucho y concede la suficiente como para dejarse puntos. Los de Currás, en cambio, aprovecharon la situación y se movieron como pez en el agua en este escenario. El encuentro dejó además una alegría: Cristo regresó al once, marcó el gol del empate y completó uno de sus mejores partidos con la elástica albinegra.
Fue un planteamiento extraño el del Cartagena, con Luque y Juanlu en el doble pivote. Palau, en principio recambio natural en el centro del campo, esperó en el banquillo, al igual que un Sergio Jiménez renqueante del tobillo. Arriba la sensación de confusión era mayor: Sergio García, Menudo y Cristo no dejaron de alternar sus posiciones. Con el Melilla, por su parte, repetía Cascón en ataque. El delantero tiene 31 años, viene de jugar en América de Cali y dos ascensos a Segunda avalan su trayectoria en la categoría. Con él, Hamin y Plata, el entrenador Fernando Currás tiene bien cubierto el hueco del veteranísimo Chota.
El inicio de partido ya marcaría la línea a seguir durante los noventa minutos. Mientras que el Cartagena era intenso y acumulaba varias ocasiones, el Melilla optaba por el contragolpe. En los locales las líneas estaban menos juntas, había mucho más espacio que de costumbre: los laterales subían, los centrales se abrían y Luque, incrustado en el medio, tenía dificultades para contener las salidas de los norteafricanos, lideradas por Cascón, Hamin y Chupe, que de hecho exigiría a Limones con un par de tiros cruzados. En los de Víctor Fernández la subida de los laterales se tradujo en un mayor número de efectivos en ataque, pero también en una vulnerabilidad defensiva que sobrepasó los límites de lo normal hasta lo temerario.
De hecho, descuidar la retaguardia pasó a ser una debilidad bien atacada por el Melilla al contragolpe. En una de esas salidas, conducida por el lateral Pepe desde la derecha, Cascón empujaba la pelota a placer, sin oposición, en el área pequeña del portero. El Cartagena recordaba al de principio de temporada; para bien, porque no cesó en su intento de batir a Dani Barrio; pero sobre todo para mal, porque descuidó la vigilancia atrás. Con esa insistencia en el ataque pasó apuros en su portería, desde luego, pero al final, con un Melilla colapsado, se marchó al descanso con el empate, obra de un Cristo Martín abrazado por sus compañeros. Gol psicológico, antes del descanso, y sobre todo revitalizante para el tinerfeño. Su disparo, tan potente como fantástico, se coló en la portería de un Dani Barrio que solo pudo mirar la pelota. Ni albinegros ni norteafricanos habían brillado por su fortaleza, orden o concentración. El empate era justo.
El guión del partido se mantuvo en la segunda parte. El Melilla, eso sí, ganó comodidad: en escenarios así, donde tiene que salir a la contra, se mueve como pez en el agua. Aguantó como pudo en defensa y aprovechó con Hamin y Cascón para dar unos sustos. Más tarde, David Sánchez, el faro del equipo, protagonizó una buena conducción de balón y puso en bandeja un mano a mano de Hamin con Limones, que solventó con acierto el portero.
El Cartagena, entregado al ataque, lo siguió intentando, esta vez desde el borde del área. Primero Bolaños interceptó un pase filtrado de Menudo a Cristo; luego, en un nuevo latigazo del tinerfeño, Barrio puso la mano para desviar a saque de esquina. Entraron Jonxa y Montero, pero fue otro recién ingresado, Plata, quien tuvo el gol de la victoria. El ex del Cacereño, solo en el segundo palo, se olvidó de rematar cuando estaba delante de Limones: el balón pasó por debajo de sus piernas. Con el empate los de Víctor dan un paso atrás, retroceden a la octava posición y el play-off se aleja ya a siete puntos.
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