La Hoya mantiene su juego ofensivo pese a la expulsión de Pardo en la primera parte y gana al Recreativo de Huelva (2-1) - El Decano, escaso de iniciativa, apenas dio síntomas de querer ir a por el partido
La Hoya Lorca llegaba al partido contra el Recreativo de Huelva después de no conocer la victoria en las tres últimas jornadas. Desde el primer minuto, la predisposición del brócoli mecánico siempre fue la de ir al ataque, aun cuando Pardo, hombre clave en el centro del campo, vio la segunda amarilla al filo del descanso. En el Decano llamó la atención su actitud: dejaron el protagonismo a los locales, fueron un rival temeroso, dubitativo, con poca hambre para lanzarse al ataque y sacar tajada de su superioridad numérica. Puso empuje al final, más bien con el corazón, por pura necesidad, cuando se encontró con el 1-2 de Mesa en una jugada aislada. Antes marcaron Alarcón y Rubén Martínez, que definió con la izquierda por debajo de las piernas de Gálvez. Momento dulce el del atacante hoyero, ayer de enganche, autor ya de cuatro goles esta temporada.
El equipo de Paco García apretó mucho en el inicio y trenzó el juego tanto por la banda derecha de Domínguez como por el centro. Precisamente el ex del UCAM Murcia protagonizó las dos primeras acciones de peligro, primero remantando al palo en el minuto cuatro y luego colgando un balón al área. Al final, a los 10 de juego el brócoli había acumulado tres acercamientos al área del Recre. El de Paco García es un conjunto tremendamente ofensivo, ya que además de los hombres de arriba (Alarcón, Carballo, Rubén Martínez y Domínguez) también es habitual que los laterales (Alcántara y Pina) apuren hasta línea de fondo y busquen el dos contra uno por su costado. También el central Antonio López, un hombre que sube a rematar cada una de las acciones a balón parado. Sin embargo, el paso del tiempo evidenció que La Hoya necesita generar muchísimas ocasiones para marcar un gol.
En el Artés Carrasco, Paco García dispuso un once con Carballo en punta, Rubén Martínez como enganche y Álex Bernal en el doble pivote con Pardo. Bernal, precisamente, confirmó ayer que cuanto más lejos juega del área menos daño hace y menos aparece. Quien sí cargó con el peso del equipo fue Pardo, un hombre cuya presión al rival casi siempre resultó efectiva; es corpulento, tiene gran golpeo y por momentos alivió a La Hoya dando profundidad por las bandas. La pena para los locales fue que cayó en la pillería de Gálvez: el portero del Recreativo forzó el choque con él y el árbitro le enseñó la segunda tarjeta amarilla. Baja sensible para el derbi regional ante el Cartagena, aunque lo normal es que Gonzalo Poley, ayer fuera de la convocatoria, ocupe su lugar.
El que sí estará en el Cartagonova es Rubén Martínez, futbolista desequilibrante, ejecutor a balón parado y de mucha movilidad: retrocede su posición hasta la medular para apoyar en la construcción de la jugada, busca asociarse continuamente y marca las diferencias de espaldas a la portería. Ayer, de hecho, provocó varias faltas en campo contrario gracias a esa última virtud. Pese a todo, el Recreativo se asomó una vez por la portería de Salcedo y Ernesto Cornejo disparó al palo. A veces, en acciones sin aparente peligro, la defensa de La Hoya sufrió varias imprecisiones, fallos de concentración que le dieron vida al Decano y pudieron costar caro. Una de esas fue la de Ernesto, sin oposición, que dispuso de tiempo suficiente para preparar el disparo.
La expulsión de Pardo al borde del descanso lo normal es que hubiera dado ánimos a los de Alejandro Ceballos, pero los dos equipos continuaron igual en la segunda parte: La Hoya mantuvo solo a Bernal en el centro del campo y siguió lanzado al ataque, sin miramientos ni dudas a la portería de Gálvez; el Recre, que en principio debió tomar la iniciativa, continuó replegado en su campo y finalmente encajó el 1-0, obra de Alarcón. Ya en el 70, la expulsión de Álvaro Moreno dejó con diez a los dos equipos, y a los 120 segundos el brócoli remataba el partido con el 2-0: Pina, un lateral incansable, filtró un pase entre líneas a Rubén Martínez, quien definió solo como se atreven los jugadores con confianza: por debajo de las piernas del portero.
El Recreativo, ahora sí, se aproximó al área de Salcedo movido más por la necesidad, con el nada que perder por bandera, que por actitud. Paco García, expulsado, reforzó entonces el centro del campo con Airam, pero otra vez aparecieron los errores defensivos, cuya base fue la falta de contundencia para sacar el balón. Mesa hizo el 1-2 en el 80, y pudo hacer el empate casi al final, en un remate al primer palo. Domínguez, desatado, interpretó a la perfección esos momentos: cogió la pelota y se atrevió con todo y contra todos, y provocó algunas faltas que ralentizaron el partido hasta el pitido final.
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