Federico Laens (Montevideo, 1988) cruzó el Atlántico hace unos meses para formar parte del nuevo proyecto de Paco Belmonte en el Cartagena. Lo hacía, en principio, con la batuta de suplente y, sobre todo, con un peso a su espalda: la experiencia de sus compatriotas Julio y Sebastián en el conjunto albinegro no invitaban a pensar en positivo. Pero Laens, 'El Tigre', se ha deshecho de esa carga a base de entrega.
El delantero uruguayo ha encontrado un hueco en el once gracias a sus apariciones en las segundas partes. En el encuentro frente al Linense dio otro brío al equipo, más animado al ataque, y de hecho pudo hacer el gol de la victoria, pero el balón se estrelló en el palo. Esos detalles maduraron y dieron su fruto semanas más tarde con la titularidad en Huelva, donde encima hizo diana. El charrúa anda en línea ascendente (es fijo en las últimas alineaciones), y eso se nota en el campo: pelea como un jabato y va con todo al salto, sin pensar en las consecuencias. Laens es como Jason, el de Viernes 13: cuando te persigue sientes su aliento en el cogote.
A Fede no le gusta asociarse, prefiere buscar las castañas por su cuenta. No le gusta depender de nadie, adora enzarzarse con los defensas. Le gusta la riña y el contacto porque ahí siempre tiene las de ganar. Morante, el central del Granada B, lo pasó muy mal el otro día. Fede lo hace todo bien cuando presiona, esto es, mide bien los tiempos y mete la pierna en el momento adecuado. Le falta dar bocados. Sin duda, es un jugador insaciable, un perro rabioso, hambriento de goles, que jadea detrás de ti.
Su compañero Juan Carlos Menudo confesó hace unas semanas en rueda de prensa que Laens, como todos los uruguayos, es de sangre caliente. Juega a base de arrebatos, de impulsos, con el corazón en vez de la cabeza, y a veces no es consciente de que se puede hacer daño. La temporada pasada, también frente al filial nazarí, su compatriotra Sebastián Ribas metió la cabeza sin percatarse de otro asunto que no fuera el gol. Se fracturó la mandíbula, pero metió la pelota en la portería. Es lo que le importa a Laens: el bien del Cartagena por encima de todo, hasta de su salud. Es uruguayo. Es de sangre caliente.
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